Homo faber

Homo faber

Max Frisch

1957

Arquitecto y escritor, pocos como Max Frisch reunían en 1957 la capacidad para reflexionar sobre las dos culturas.

El hombre técnico, el que actua valorando en términos matemáticos será el protagonista de una novela sobre los nuevos tiempos de la revolución científico técnica:

Yo no creo en una Providencia o un Destino; como técnico, estoy acostumbrado a calcular según fórmulas de probabilidad. ¿Por qué, Providencia? (…) No lo puedo negar: fue algo más que una casualidad que todo sucediera como sucedió, fue toda una cadena de casualidades. Pero, ¿por qué llamarla Providencia? Yo no necesito ninguna clase de mística para admitir lo inverosímil como un hecho experimental; las matemáticas me bastan. Y hablando en términos matemáticos: Lo probable (que entre 6.000.000.000 de jugadas con un dado regular de seis caras salgan aproximadamente 1.000.000.000 de unos) y lo improbable (que entre 6 jugadas con el mismo dado salgan seis unos seguidos) no difieren por su esencia, sino únicamente por su frecuencia, y lo más frecuente parece ya de buenas a primeras más verosímil. Pero cuando ocurre lo improbable no es por nada superior milagroso o algo así, como tanto le gusta al profano. Cuando hablamos de probabilidad comprendemos también la improbabilidad como caso límite de lo probable, y si ocurre alguna vez lo improbable no hay motivo para maravillarse, ni estremecerse, ni creer en ningún misterio.

El ordenador y la cibernética están empezando pero ya son protagonistas de la obra emblemática de Frisch como lo fue Doktor Faustus para Thomas Mann una década antes.

Deja un comentario